Vivienda y autopistas, ¿en qué se parecen?


¿Qué tienen en común las desarrolladoras de vivienda vertical URBI, GEO y SARE con las desparecidas concesionarias de carreteras Tribasa y GMD y hasta con ICA?
En primer lugar, los dos grupos de empresas con actividad en el sector de la construcción crecieron al amparo de programas de gobierno impulsados por políticas públicas. La vivienda y la construcción de carreteras concesionadas que, en su momento, se convirtieron en motor de la economía.
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En segundo lugar, contaban con ingresos garantizados: los subsidios y las cuotas de peaje. El problema, en el caso de las constructoras de autopistas concesionadas, fue que los sobre costos asociados a los proyectos – debido a que no se calcularon adecuadamente los derecho de vía, por sólo mencionar un factor – incrementaron el valor total de las inversiones complicando el retorno del capital invertido y que, por cierto, ya se había comprometido en emisiones de deuda o bursatilizaciones de activos.
En el caso de las desarrolladoras de vivienda, su modelo de negocios contemplaba la compra de reservas territoriales para construir el mayor número posible de viviendas sin preocuparse por el desarrollo de proyectos integrales y sustentables: complejos habitacionales con transporte y servicios públicos adecuados y en zonas cercanas a centros de trabajo.
El INEGI calcula que más de 5 millones de viviendas en el país se encuentran abandonadas cuya ubicación no cumplió con esas condiciones.
Tanto en el caso de las constructoras de carreteras como en el de las desarrolladoras de vivienda, el modelo de negocios que las impulsó las convirtió en grandes controladoras de activos que asumieron pasivos, grandes deudas cuyo costo aumentó a la par de los problemas que enfrentaron para comercializar las casas construidas.
Ahora,  como lo hizo ICA al transformarse radicalmente – financiando proyectos en específico y no a una controladora. La presa La Yesca en Nayarit, por ejemplo – las desarrolladoras de vivienda, aquellas que tengan finanzas sanas como es el caso de ARA que dirige Germán Ahumada, podrán acceder a emisiones de deuda a largo plazo como los Certificados de Capital para el Desarrollo (CKD´s). De esta forma, contarán con recursos para impulsar grandes complejos de vivienda sin aumentar su apalancamiento pero también ofreciendo cuentas de cada acción corporativa y comercial. NAFIN que dirige Jaques Rogozinski junto con la Sociedad Hipotecaria Federal bajo la responsabilidad de Jesús Alberto Cano Vélez.
Les podemos adelantar que la banca acreedoras de las desarrolladoras de vivienda en problemas está descubriendo grandes problemas de orden contable en los balances de estas compañías. Algo parecido a lo que sucedió con las concesionarias de autopistas de cuota.


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